Nota de 2020: Todo lo que pueden leer a continuación tiene muchos años, cuando empecé a trabajar con vídeos en la plena convicción de que era la evolución natural de la enseñanza de las matemáticas. A día de hoy sigo más convencido aún. Me atrevería a decir que de las 4 horas semanales que usamos en el aula, perdemos más de la mitad del tiempo; hay alumnos que tienen que esperar una eternidad a que se resuelvan dudas que ellos no tienen, y otros que van perdidos y escuchan a un profesor que habla latín. Si le sumamos las distracciones, las llamadas de atención, los conflictos técnicos… Por desgracia no nos van a dejar evaluar este método, que hemos empleado forzados por el COVID-19, pero estoy plenamente convencido de que el resultado podría haber sido maravilloso. No digo que no haya una parte presencial indispensable, pero creo que sería conveniente aplicarla en su mayor parte a la realización de tareas y a la atención de la diversidad, siempre que haya medios materiales y las condiciones de trabajo adecuadas. Quizás no hagan falta 4 horas de Matemáticas semanales, ni las seis conferencias diarias que soportan los alumnos agotados. Quizás nos estemos equivocando. Es posible que 4 horas diarias estuviese genial, a pleno rendimiento, y que empezásemos a liberar las tardes para que tanto profesores como alumnos pudiesen seguir trabajando con los medios disponibles a día de hoy. Esa jornada partida, flexible, equilibrada, que ayuda a la conciliación familiar y al desarrollo del alumno.
Bienvenidos
Me gustaría aprovechar este espacio para trasmitirles los objetivos que persigo en la labor que estoy realizando con sus hijos, desde los cuatro aspectos fundamentales que en ello intervienen:
PARA EL ALUMNO:
Lo primero que pretendo es que sus hijos, los actores principales de este acto, tengan una ayuda para progresar en las Matemáticas, sin la necesidad de pedirla o mostrarse frustrado. Las Matemáticas, por desgracia, tienen un terrible efecto frustrante para aquellos alumnos que ven a sus compañeros progresar cuando ellos no lo hacen al mismo ritmo. Ninguna otra asignatura es tan dañina en este aspecto, si bien también es cierto que pocas asignaturas son tan estimulantes cuando los resultados son positivos. Si podemos llevarles a su cuarto de estudio la posibilidad de visualizar la explicación de su profesor, tantas veces como desee, hasta que encuentre el ritmo de sus compañeros, podremos quitarle ese mal trago y sustituirlo por una satisfactoria sensación de confianza.
Si además conseguimos llevar las Matemáticas al medio más natural posible, tanto para los alumnos (que conviven con vídeos desde su nacimiento) como para las Matemáticas (cuya iniciación siempre requerirá una explicación), conseguiremos esquivar todas las trabas que ofrece el formato estático y mudo (su libro). Las Matemáticas no siempre se leen ni se trabajan de izquierda a derecha, lo cual dificulta mucho su compresión en los libros, sobre todo en los momentos iniciales.
PARA LA DIDÁCTICA:
A mí, que he padecido una mala memoria toda mi vida, siempre me ha llamado la atención que cuando llevo un rato viendo una película descubro que ya la había visto, empiezo a recordar parte de la trama, y llega un momento en que me acuerdo hasta de su final. ¿Podríamos conseguir este efecto si volvemos a repasar los contenidos de Matemáticas con los mismos vídeos año tras año? Les voy a contar dos cosas interesantes que he descubierto investigando al respecto.
La memoria fotográfica (eidética) es muy potente en los niños y adolescentes, y luego tendemos a perder esa capacidad progresivamente. De hecho, no es la única cualidad que poseen, porque aunque a veces los niños nos parezcan torpes (“se lo he dicho al niño veinte veces y no se entera”), su capacidad de aprender es asombrosa. Simplemente pueden tener más dificultad para concentrarse, pero si intentamos aprender ruso al lado de ellos, jamás seremos capaces de seguir su ritmo.
La “evocación” gráfica existe y nos permite recordar perfectamente todo lo que ocurrió hace tiempo, un día concreto, simplemente visualizando un fotografía. ¿Qué podría conseguir un vídeo? Si consiguiésemos compensar las dificultades que pueda tener un alumno para entender razonamientos abstractos, con su capacidad para almacenar imágenes, sería genial. Hasta qué punto hará efecto esta metodología no lo sabremos hasta dentro de dos años, pero por soñar que no quede.
Y otra posibilidad que me ofrecen los vídeos es trabajar con un programa “vivo”, flexible, que puedo modificar o mejorar en cuestión de horas. Un programa de contenidos (dentro de la ley) que he elaborado desde mi experiencia, concebido para trabajar los aspectos fundamentales de las Matemáticas, incidiendo en aquellos puntos que sé que originarán la mayoría de los fallos que he podido observar en cientos de exámenes, centrándome en derribar las barreras principales que impiden disfrutar de las Matemáticas. Un programa ambicioso, arrimado a la experiencia vital del alumno, afín a las competencias básicas que debemos trasmitir a los alumnos.
PARA EL AULA:
Mi deseo, y mi mayor ilusión, es que los vídeos sean atractivos para todos. Jamás había visto gestos de felicidad en mis alumnos cuando les decía que iba a explicar, que íbamos a ver contenidos nuevos. Seguramente mi capacidad de motivar era muy escasa, o mi forma de explicar dejaba mucho que desear. Sin embargo, ahora no veo que les disguste mucho eso, incluso me encuentro alumnos que me preguntan con cierta expectación si vamos a ver un vídeo al entrar al aula. Me gustaría igualmente que fuese atractivo para ustedes, en el sentido de que pueden saber exactamente qué vemos y hacemos en el aula. Y lo
que les puedo asegurar es que es tremendamente atractiva la dinámica de aula cuando presento contenidos nuevos, donde los alumnos solo tienen que relajarse en sus sillas, prescindir de pupitre y materiales, colocarse alrededor de su profesor como si estuviésemos en la antigua escuela griega, y asistir a la presentación de una película. Me permite, además, realizar mi explicación de cara a los alumnos, viendo sus caras, sus gestos, si van perdidos o distraídos, a la vez que interactúo con ellos continuamente.
Y todo lo anterior nos permite agilizar todo el proceso, otorgando al profesor más tiempo para realizar más ejercicios en el aula, para observar la labor de los alumnos, para corregir sus errores, para felicitarlos por sus aciertos y progresos, para analizar si algún aspecto no se ha tratado correctamente en los vídeos, y sobre todo, fundamentalmente, para atender y ayudar a aquellos alumnos que presenten mayor dificultad.
PARA EL PROFESOR:
Todo ello me proporciona mayor confianza, en el programa que desarrollo y en el progreso de los alumnos. Por ejemplo, antes me atormentaba que un alumno pasase de curso con ciertas carencias, porque ciertos contenidos ya no iban a estar recogidos en el libro del curso siguiente. Sin embargo, ya solo me preocupo de que el alumno vaya progresando, aunque sea lentamente, con la confianza de que cuando vuelva a ver los mismos vídeos el curso siguiente le parecerán más fáciles. En cuanto los alumnos superan sus carencias de cálculo, como suelo decirles, empiezan a volar en las Matemáticas.
Y hay veces que pienso que todo lo anterior solo es una ilusión, un sueño que persigo. Pero si esa ilusión sirve para que disfrute más trabajando, para que atienda a los alumnos con mayor esperanza, en definitiva, para que sea mejor profesor… ¡bendita ilusión!
El objetivo de los vídeos es reflejar todos los procesos matemáticos en su correcto orden. En Matemáticas, muchos procesos no se realizan de izquierda a derecha, que es como nos enseñan a leer, a escribir, a interpretar toda la información que nos rodea, casi a pensar, por lo que son sumamente difíciles de asimilar por los alumnos cuando se les presentan en formatos estáticos. Con ayuda de los vídeos se superan todas esas barreras, a la vez que es un formato sumamente atractivo para los alumnos, con el cual han convivido desde su nacimiento.
Se pretende sumar al potencial de la memoria fotográfica, el de la memoria “videográfica”. El alumno podrá ver a su profesor realizar el procedimiento tantas veces como quiera, enriquecido con los recursos gráficos que aporta la tecnología actual. Permite al alumno preguntarle al profesor el minuto y el segundo exacto del vídeo donde tiene una duda o se ha perdido, si necesitase verlo en otra ocasión.
Todos los vídeos están elaborados desde un entorno familiar al alumno, con situaciones aplicables a la vida real, con el fin de trabajar todas las competencias básicas que contempla la ley. En los vídeos se ha tratado de erradicar todas las fórmulas innecesarias para sustituirlas por procedimientos lógicos significativos para el alumno. De la misma forma, se evitan muchas definiciones formales innecesarias, tan poco significativas para un adolescente.
Todos los conceptos se introducen desde ejemplos o problemas prácticos, que sean lo más cercanos al alumno como sea posible. Incluso se ha tratado de forma minuciosa toda la parte del dibujo técnico que está ligada al ámbito matemático. Cada vídeo es un documento vivo, que puede ser cambiado, adaptado, o enriquecido, en cuestión de horas, en función de las necesidades que se observen en el aula.
Todos los vídeos serán facilitados a los alumnos en soporte digital, con sus relaciones de ejercicios, para que los alumnos no dependan de tener conexión a internet. En cada cambio de escenario o secuencia se ha introducido una señal de peligro que avisa al alumno segundos antes, con el objetivo de que el alumno pueda pausarlos el tiempo que desee, acorde a su velocidad de asimilación.
Y además, permite al alumnado y al profesor tener a mano todo el material trabajado hasta el momento, de la misma forma que se aprendió-enseñó en su día, en un formato que ni pesa, ni se arruga, ni envejece. Toda una videoteca matemática a la que puede acceder cualquier persona, que podrá aprovecharla siempre que domine las cuatro operaciones básicas con números naturales, y que puede acompañar al estudiante el resto de su vida académica.
Atentamente.
José Antonio Mateo Delgado